Cada 14 de julio el municipio misionero de Puerto Leoni celebra el Día del Pionero: un homenaje a los primeros pobladores del municipio.
Un 14 de julio, pero del 1927 llegaron al municipio que hoy conocemos como Puerto Leoni, los pioneros Natalio Zerbi y Virginio Leoni descendientes de italianos buscando explotar el «Oro verde misionero», la yerba mate, el té, la madera, las riquezas que se encontraban en la tierra fértil del suelo misionero.
Entre nativos e inmigrantes y el aprecio y respeto por los trabajadores, los pioneros supieron formar una comunidad basada en el trabajo que supo evolucionar y consolidarse, darle color y personalidad propia a lo que hoy conocemos como Puerto Leoni.
Lo que hoy constituye Puerto Leoni, la siempre pujante localidad del Alto Paraná, con cerca de cinco mil habitantes era monte cerrado cuando don Virginio F. Leoni con su socio y primo Natalio Zerbi, venido hacía poco de Italia desembarcaron en la rivera del majestuoso río Paraná.
Era el 14 de julio de 1927, fecha que después pasó a ser tradicionalmente festejada en el seno de esta comunidad y de la familia fundadora, como fecha de fundación del pueblo, aunque la constitución formal del municipio se daría muchos años después. Creando con ello inagotables fuentes de trabajo que fortificaron la economía de esa admirable zona de nuestra provincia.
Virginio Faustino Leoni nació en La Plata el 16 de febrero de 1897. Paso su niñez y su juventud en tierra bonaerense, en el partido 9 de julio que poseía su padre u establecimiento agrícola y ganadera de importancia.
Allí creció y pudo haber despreciado la azarosa alternativa de arremeter con nuevos cultivos que él personalmente desconocía, pero despreciando lo que se le ofrecía cómodamente allá, vino con Zerbi, atraído por la campaña de promoción del cultivo de la Yerba mate emprendida por el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Tomaron posesión de las 40 hectáreas que compraron en Posadas por referencias. Tenia entonces 30 años, en plena juventud, y se le brindaba como alternativas tierras en Yerbal Viejo (Oberá) o en la zona de Colonia La Otilla, está que sería luego Puerto Leoni.
A partir de aquel 14 de julio en que los socios Leoni y Zerbi tuvieron que pernoctar bajo un bendito de armazones procuradas en el monte vecino, y completando luego por chapas, fue levantándose con trabajo personal, tesonero y con visión de futuro, la gran colonia.
Hacia noviembre de 1932 Leoni se caso con Brígida Mauhourat, que junto con su padre, don Pedro Mauhourat y demás familiares, tenían natural arraigo y propiedad en la zona, con una larga experiencia en el cultivo de la riqueza madre de la provincia.
Mientras a la señora se le escuchaba decir de la yerba mate que ésta “es la noble y sufrida compañera del colono”, Virginio Leoni muchas veces tomaba un puñado de tierra colorada en sus manos y emocionadamente, con cariño decía: “Vea que tierra más linda”. Tal espíritu precedió el progreso del establecimiento.
Hacia 1943 llegaron sus hermanos José, Antonio y Aníbal, mientras se iba expandiendo el área de tierras cultivadas y de la Yerba mate y la explanación de maderas de los primeros lustros se pasaba, conforme a una evolución nunca detenida, a la de túng y el té, que don Virginio cuidaba personalmente procurando la producción en su mejor calidad, bregando siempre por mantener y superarla aún. Incorporándose los cítricos y el ganado a las actividades en los últimos años.
Las tareas de campo estaban casi siempre a cargo de Virginio y las de la faz industrial también con sus hermanos. Con el correr de los años, se fue desarrollando una economía de tipo intensivo, con perfeccionamiento de técnicas modernas. Se habían incorporado aserraderos y mas tarde, molinos de Yerba y de té de su propia producción.
Un joven de 30 años decide dejar la vorágine de las grandes ciudades, la rutina de la producción ganadera y aventurarse a plantar un novedoso cultivo: la yerba mate. El marco histórico nos sitúa a principios del siglo XX, en 1927, cuando Virginio Leoni llegó con su amigo Natalio Zerbi a tierras misioneras. Por referencias en Posadas, compraron, unas 30 hectáreas de una colonia despoblada, que concluía en un puerto.
Ubicado a 110 kilómetros de la capital misionera, sobre la ruta provincial 8, que se despega desde la ruta nacional 12, se encuentra Puerto Leoni el municipio que supo ser una potencia productiva durante las décadas del 60 y 70 gracias a la actividad pujante de la familia que le dio su nombre.
A diferencia de otras zonas del Alto Paraná, que fueron colonizadas por empresas privadas con contingentes de inmigrantes de origen bien definidos (alemanes, polacos, ucranianos, suizos), en la zona de Leoni no existió un proyecto de colonización en sí.
Leoni y Zerbi llegaron en barco, desde Posadas, a lo que se denominaba Colonia Seep, el 14 de julio de 1927, un paraje desolado y agreste. Sin embargo, meses antes se había instalado allí una familia, los Markwat.
Comenzar de cero
Con un par de chapas entrecruzadas los recién llegados improvisaron un rancho para pasar los días; vivían de lo que cazaban. Luego,desmalezaron el terreno y comenzaron a plantar yerba mate, con el método de ese entonces, viveros silvestres. En la medida que pudieron instalarse y fueron creciendo, llegaron el resto de los hermanos Leoni. Así se formó el establecimiento Leoni Hermanos y Zerbi Sociedad Anónima.
Los primeros en llegar fueron Armando, Antonio y Ángela (que luego se casó con Zerbi). Hacia 1943 arribaron José, Antonio y Aníbal, mientras se iba expandiendo el área de tierras cultivadas: alrededor de 300 hectáreas plantadas de yerba y té, sumados a los cítricos y el ganado.
Cada hermano tenía su función. Las tareas agrícolas estaban a cargo de Virginio, la parte industrial en manos de Aníbal; Antonio se dedicaba al ganado y José a la parte administrativa. Con los años, se fue desarrollando una economía exitosa, con perfeccionamiento de técnicas modernas. Se habían incorporado aserraderos y más tarde, molinos de yerba y de té de su propia producción. De esta manera se empleaba a más de 130 obreros. Además contaban con un almacén de ramos generales, cuyo edificio sigue en pie, y eran agentes de YPF, es decir se podía cargar diésel en el pueblo. Cabe destacar que los únicos puntos para cargar en ese entonces eran Posadas, Santo Pipó, Leoni y Puerto Rico. De igual modo, se podía hacer giros postales porque eran agentes del Banco Nación.
Población
En el 45 aproximadamente llegó una oleada de inmigrantes brasileros de origen alemán. Compraron extensiones de tierra en Colonia Flora y Colonia Otilia. Por ese motivo la tierra se subdividió en chacras. La familia Leoni donó 30 hectáreas para la creación del pueblo que hoy lleva su nombre. Así, la población disgregada se concentró en la zona donde actualmente se encuentra el centro cívico local.
La Municipalidad funciona hasta estos días en el edifico original, que se construyó en la época en la que Virginio era intendente. Ello mientras se edifica un complejo cívico nuevo.
En tanto, en 1946, un grupo de pioneros se dispuso a fundar el cercano municipio de Jardín América, que según el censo 2010 cuenta con alrededor de 30.000 habitantes, en comparación con Leoni donde hoy viven unos 3.000.
Si bien hubo un tiempo exitoso en que Leoni contaba con un alto desarrollo productivo e industrial para la época, luego al cambiar el trazado original de la ruta nacional 12, y el desuso de los puertos frente a los transportes terrestres, la localidad dejó de ser un lugar estratégico.
A pesar de ello, hoy Alberto Leoni, hijo de Virginio, continúa orgulloso con la tradición de su padre, haciendo trabajar el campo, aunque en menor escala. En su casa, aún conserva el primer tractor que llegó allí, en 1928.
Estructura
Durante los 44 años en que Virginio Leoni se desempeñó en su establecimiento, el pueblo contó con caminos vecinales, una escuela primaria, un destacamento de Gendarmería que ya funcionaba a principios de los años 40, inclusive antes que la Policía llegara a la localidad.
En 1962, habían conseguido gestionar el trazado de la aeropista local. Las comunicaciones eran por vía fluvial, las mercaderías se recibían y se despachaban por el puerto en barcos a Posadas. Luego como novedad surgió una lancha que unía los municipios de Eldorado y Posadas.
Cuando el municipio fue absorbido
La localidad que quedó ubicada a tres kilómetros de la ruta nacional 12 se nutre de la producción de productos primarios, la tarefa y la obra pública. En la actualidad hay 26 aserraderos instalados allí. Tiene 3.000 habitantes y limita con numerosas aldeas mbya, hay alrededor de siete comunidades que suman un total de 800 aborígenes.
El 20 de mayo de 1959, se creó la primera Comisión de Fomento, y en 1963 se reunió el primer Concejo Deliberante. Sin embargo, durante el golpe de Estado, en 1979, se pierde el rango de municipio a consecuencia de una racionalización elaborada por las fuerzas, basándose fundamentalmente en el número de habitantes. De esta manera, pasó a depender del municipio de Capioví. Según fuentes municipales, esta pérdida de rango durante cuatro años trajo aparejado el abandono oficial en todas sus áreas, con el consiguiente retraso de todos los aspectos que hacían al desarrollo local.
Recién con el retorno a la democracia, se produjo el resurgimiento de Leoni como municipio autónomo.
Cuando Virginio Leoni y Natalio Zerbi llegaron a la colonia donde les indicaron habían comprado sus tierras, era un lugar totalmente despojado, salvo por una sola familia instalada en las cercanías.
Los primeros en llegar
La familia Markwat llegó a la desolada colonia, en abril de 1927. Fernando, el menor de los hijos, nació en el 1937, y vivió en Leoni hasta hace un par de años.Decidió mudarse a Jardín América a raiz de la necesidad de tratamiento médico. Era el menor de tres hermanos y el único varón. Su padre si bien era originario de Rusia, hizo su primer desembarco en la provincia de Buenos Aires y desde allí emigró a Misiones.
“La gente sufrió mucho al venir acá porque el clima era diferente, no conocían la zona. Sufrían enfermedades típicas del lugar como el paludismo”, recordó Cornelia, esposa de Fernando.
Agregó que inclusive para su familia la vida en la colonia no fue sencilla. “Era todo muy sacrificado, se hacían los pozos para tener agua, se abría el tendido de caminos y ante una urgencia, la primera farmacia estaba en Puerto Mineral”, recordó. De la misma manera, las mercaderías venían todas por agua, en barco, desde Posadas.
La familia Markwat, al igual que los Leoni, se dedicaba al cultivo de la yerba mate que despachaban por su propio puerto. Luego se utilizó el puerto de los Leoni, de ahí surgió el nombre del lugar.
Fernando recuerda que por la mañana ayudaba en la tarea agropecuaria, buscaba la leche, y luego iba a caballo a la escuela, que quedaba a un par de kilómetros.
Mientras los Leoni se distribuían las tareas entre varios hermanos, Fernando con 16 años quedó al frente de su empresa familiar tras fallecer su padre. Cornelia se acuerda de la colaboración en el secadero, cuando aún eran novios.
En tanto una de las hermanas, Ema Markwat, continúa viviendo en Leoni.
Fernando y Cornelia criaron a sus cuatro hijos en el pueblo y se mudaron a Jardín recientemente.
“En nuestra época, la vida continuaba siendo sacrificada”, rememoró Cornelia, haciendo alusión a la manera en la que se trabajaba en la chacra y a las limitaciones con las que contaban. “El cuerpo en la chacra sufre, a mi me preguntaban: ¿Qué le cocina a su marido para que él nunca se enferme?”.
Además, según su experiencia, vivir con los niños era complicado. Cada vez que uno se enfermaba había que trasladarse al municipio más cercano, Capioví o Jardín América. “Un día se me enfermó la nena”, cuenta Cornelia, “fui a ordeñar y cuando volví la nena estaba como dormida, pero en realidad estaba desmayada, tuve que salir corriendo al hospital.Corrí muchas veces por los chicos”, sostuvo.
En cuanto a los servicios, recién en 1990 llegó la luz al pueblo.
“Había que vender una cosecha de yerba y unos cuantos animales para poder bajar la luz, no era algo tan sencillo tampoco”, afirmaron los Markwat.
“Entre los colonos ayudamos a traer los cables que tiramos hasta el Paraná”, dijo Fernando.
La electricidad constituyó un alivio a la hora de conseguir rápidamente agua caliente con una bomba o ver televisión.
“En el '90 se bajó la luz pero recién en 1991 pudimos comprar la heladera, el freezer y un motor eléctrico. Había que cargar el motorcito para que la familia tuviera un momento de distensión frente a la televisión”, recordaron.
Además, la familia Markwat tenía un almacén en el cercano lugar de Paso del Tigre, donde vendían productos regionales. Cornelia mencionó cómo paraban grupos de turistas y se llevaban todo. “Nuestro almacén era bien regional, rústico. Teníamos pan casero, dulces, quesos, productos que hacíamos nosotros. De repente se hizo asiduo que pararan turistas a comprar allí. Una vez llegaron a estacionar cerca de cinco colectivos, creo que nunca vendí tanto como ese día”, recordó.
“No conocíamos el estrés, el tiempo no nos pasaba”
POSADAS. Alberto Leoni nació en 1941, cuando el establecimiento que supo fundar su padre Virginio ya trabajaba fuertemente. De profesión odontólogo, recuerda con gran emoción la época en la que iba al colegio a caballo, jugando carreras con Fernando Markwat.
“Tuve una infancia espectacular, rodeado de naturaleza y animales, sin radio ni televisión. Era una vida muy sacrificada, eran todos muy trabajadores, pero por eso también no había estrés”, aseguró Alberto.
“En mi casa había una campana que anunciaba el comienzo y el fin de la jornada. A las 6 de la mañana arrancaba el trabajo. Pero mi papá ya estaba levantado desde las 5:30”, rememoró.
La casa era grande, puesto que ahí vivían todos los Leoni: Virginio, su mujer y sus tres hijos, Irma y Antonio con sus cuatro hijos y los dos tíos solteros.
“Si llovía 5 o 7 días, y bueno llovía, no se hacía nada, y no pasaba nada. Era como que el tiempo no les pasaba. Todo lo contrario a hoy que vivimos acelerados, preocupados por vencimientos, clima, y horarios”, sostuvo.
“A Posadas se iba en barco o con los colectivos que tardaban no menos de cinco horas. Además como los micros llevaban cartas, paraban en cierto tramo de la ruta se acercaba una persona y recibía la misiva y ahí seguía camino. No había horarios y nadie rezongaba. También, me acuerdo que Jardín no existía, se veía sólo el arroyo Capilla al pasar por allí”, adujo.
En la misma línea expresó que “en una época de oro Leoni tuvo más de 3.500 hectáreas, de las cuales 1.550 estaban sobre la ruta provincial 7”. Es decir que lo que hoy figura dentro de los límites de Jardín América, en la antigüedad, era parte de Leoni.
Con el mismo ímpetu describió el almacén de la familia.“Era la viva imagen de esos almacenes de ramos generales, con los chorizos colgados, los frascos, todo”, dijo. Allí,vendían desde telas hasta grasa para cocinar; y Oscar Vacario era el encargado de la tienda. Como los Leoni no podían atenderla todo el tiempo, él quedaba a cargo.
Hoy, Alberto está al frente de lo que quedó de la sociedad, luego de las sucesiones. Ahí sigue con las plantaciones de yerba, té, y algunos animales. “Me enorgullece llevar este apellido porque mucha gente recuerda la hospitalidad de la familia, cuando oficiaban de ambulancia para trasladar una embarazada hasta Puerto Rico o cuando los tractores de Leoni socorrían vehículos empantanados, y la gente se quedaba en nuestra casa; no eran amigos ni conocidos pero se les daba un refugio”, contó Alberto.
Fuente. El Territorio